COMPARTIENDO
Instantes después
de voltear la hoja
del minúsculo libro
para ver qué mas seguía
gotas de lágrimas aterrizaron
sobre las negras letras
Acudiendo a su bolso
extrajo un paquete
de pañuelos perfumados
para enjugar su alma derretida
saliendo por ojos y nariz
El desconocido compañero de viaje
al frente suyo
que curioso y ávido la observaba
allegándose a su lado
la interrogó por su tristeza
Muy querida ella
le compartió el doloroso poema
al inquieto solidario
… Minutos después
se necesitaron más pañuelos:
Eran dos los que lloraban
Norman Alexander Agnär
(26082007)