En los bosques nació el humo
Y ahí, ya venias ardiente para amar,
Ni las espinas abundantes
Ni las rocas de volcanes ardientes
impidieron tus pasos
Ya hacías temblar mi cuerpo inquebrantable
cuando llegaste,
de tus labios de rubí
Se alzaron tus palabras profundas
Diste vida a este corazón quieto
Y mi muerte,
Mi muerte esta sobre tu pecho,
Aún que yo me muera en otra parte.