Quedó la palabra dormida
en la soledad de la noche
en que decidiste partir de mi tiempo
de mis sueños de mis ansias.
La metáfora quedó dormida
en el rincón donde no entra la palabra.
Me quedé de pie en el puerto
cual si fuera Penélope
tejiendo y destejiendo
letras con sabor a llanto
con sabor a espera.
Fui envejeciendo
y mis manos seguían tejiendo
con hilos de nostalgia
sobre un papel mojado
de lágrimas