Viene la lluvia
Viene la lluvia, viene, ya regresa
desde el acantilado establecido
por nuestra soledad para su llanto,
para sus mil agujas sobre el techo.
Viene la lluvia gris, hecha de harapos,
de fría eternidad, de flores de agua,
viene con su velamen, que denuncia
la propia desazón de tus inviernos.
Nadie le quiere abrir, todos la niegan,
le cerramos la puerta en las narices,
le atizamos zapatos descosidos,
los paraguas soportan nuestro peso,
mientras ella resbala, acuchillada.
Viene sin porvenir, no es como el polvo
que al polvo volverá con nuestros huesos,
ella, pese a regarnos el sembrado,
sola y triste se irá, presa en su sangre,
libérrima de luz, aciaga y presta
a regresar por más a tus pupilas
y a reventar de pétrea cada tarde.
Viene la lluvia, hermano, pon un árbol
encima de tu cruz para que alivie
tu propia desazón, el río de almas
que en ti ya ahogó la voz de tus pesares.
Déjala y que ella lave tus recuerdos,
que acaricie el cristal de tus delirios,
que ruede por el muro de tus ansias
y en barro convertida se haga perro,
ya la escuchas aullar en los portales,
ya agita su pequeña cola fría,
sus patas del color de tu nostalgia,
su trote tutelar hacia los mares.
Déjala fallecer entre tus brazos,
sostén sus hilos de perdida vieja,
sus hijas de humedad entre tus dedos
encuentren el calor que no conocen,
que llueva sin piedad y sin guitarras,
sin miedo ni pasión, sin más quebranto,
que un piano sea el agua estrepitosa
que se derrumbe ya sobre este mundo,
ponle tu lagrimón a estas verdades,
mira la lluvia al fin, como si en ella
también lloraras tú, como un mendigo,
no sabes si otra vez vendrá contigo
y nadie más vendrá, seguramente,
viene la lluvia, viene y tú te has ido,
qué forma de llover es desde entonces
la vida en que no estás y en que me inundo.
http://fuerteyfeliz.bligoo.cl/
06 06 14