¡Ay madre bella! huérfano me has dejado
y ahora te hayas pagando prisión,
con leyes en la mano te han culpado
y sé que ellos no tienen la razón.
Sé que si tú no lo hubieras matado
fueras tú la víctima de ocasión
sé que te defendiste del malvado
por eso le partiste el corazón.
Madre hoy te digo de forma precisa
al saber que por mí te martirizas
que en mí no encontrarás odio ni encono,
como viví la tragedia contigo
y de aquella violencia fui testigo,
con toda mi alma, madre, te perdono.
Autor: Alejandro J. Díaz Valero
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Maracaibo, Venezuela