Cartilla 1°
Con mesura le llevo a usted:
El ansia tuvo como poder mío, escribir cuanto su gracia responda, o no, a mis llamados de atención y deseo. Le escribo desde lo más sincero, con el ímpetu de hacerle saber mis caras, sus caras, las caras de estas cosas que son los sentimientos.
Cartilla 2°
Como cosa a sus miedos:
Sus miedos son enigmáticos, casi por curiosos. Presiento sin ver sus rostros, sin oír los gritos afónicos de sus voces quebrarse. ¿Sera un miedo suyo u ajeno?
Rompa su caja de cristal. La carga pesada sobre sus hombros, con miedo y cuidado a que no se valla a quebrar. ¡Rómpala! ¿A qué le teme, a Usted misma u al miedo ajeno? Responder de manera intrusa no me parece coherente. Sí, servirle mi mano y a más de una, el brazo; encuentre la contención que buscaba hasta el hartazgo… que busca y no lo sabe.
Cartilla 3°
A la prohibición que me acompaña:
Por qué me veo prohibido a conocerla ¿Detrás de qué se esconde? Sin más vueltas, verdad, yo mismo soy igual a Usted. Muy bien de temores, pero atrevido a enfrentar, a burlarles la suerte como a sus miedos desairar. ¿Por qué se esconde? Sabe sí la busco. ¿Le teme vivir a otra intensidad?
No le dejare el placer al desánimo, sea el vencedor de mi aspiración y pretensiones. Quizá en lo cuerdo hubiera olvidarme de Usted. Pero logra ser por error o virtud, no saber declinar ante Usted. Por obra y gracia así fui concebido y así a conquistarla alcanzaré.
Cartilla 4°
Con agrado la invito:
Para qué voy a invitarla a tomar un café. Piense lo que pudiéramos ser, si con altura le convido a vivir la locura o sentir el vértigo de caminar por una cornisa.
Tengo un alma inquieta que ha sabido de desconsuelo, mas nunca se convertirá en derrotista. Mi alma es inquieta de Usted, de su querer, del alma no de una niña, sí de una mujer.
Las tempestades de mis perfumes de amores no lograron volar mis rosales. Yo tengo jardines de flores, vastos, enteros, si los quiere para Usted.
Cartilla 5°
“Tiene la mirada más linda que los ojos”:
Vi cómo miraban sus ojos esa noche. Entre su sueño y su cansancio, con la suma ternura que a nadie miran.
Soy la persona a quien mejor conozco, y con verme en sus ojos puedo apreciar el espejo profundo de mi ser. Como la ventana del alma los ojos, aprecio, su preciar cálido, suave y sereno. ¿Será que Usted puede verse en mis ojos, como los espejos profundos de su ser?
Cartilla 6°
Leí de sus palabras:
Mi merecer. Que no era el problema. Que suyo lo era.
De no ser Usted ni yo el problema ¿Qué pensaría? ¿Qué palabras tuviera para decir?
Y en caso mediare la negativa, si su silencio son sus palabras, qué me quedaría por saber. Tan solo dígame algo. Cuénteme a quién están sus votos tan sacrificados. Desaliénteme. Quíteme las ganas de un revés.
Cartilla 7°
Bien conforme a mis dichos, escríbame:
Gracias por haberla conocido, por haberme sonreído. Gracias por mirarme, por haber cruzado nuestras voces al hablarme.
Sé que no llamara más. No porque no quiera, se niega tan solo por miedo a querer. Por todo, al menos le pido, escríbame.