Donaciano Bueno

A la muerte de mi padre

¡Cuántas veces recuerdo aquella noche

en que el ave rapaz, ave traidora,
a mi padre en mi infancia soñadora
cerró los ojos con eterno broche!

 

Mi corazón se posa en aquel coche
que el féretro llevo hacia el cementerio.
¡Cuidado! no os monteis, lo digo en serio!
¿no veis que lleva disfraz y es de noche?

 

Más vos, señor, nos dijisteis no lloreis
pues el fin es el cielo prometido,
y dado que yo no lo he comprendido,


os pido que me ayudeis pues vos sabeis.
Y si incluso así no lo comprendiera
haced que con mi padre también muera.