En mi reino vive un Conde
que todas las noches,
sale de su castillo
y se esconde.
Y nadie sabe adonde.
La Condesa está muy preocupada,
pues cree que se escapa
a una tierra encantada,
y le es infiel con alguna joven hada.
El Rey está furioso
por las repentinas desapariciones del Conde,
y lo expulsará del reino,
si no confiesa donde se esconde.
La Princesa es la única
que lo entiende y comprende,
pues intuye que el conde,
huye a la aldea de sus amigos los duendes.
Toda la comarca comenta y se pregunta
donde se esconde el querido Conde,
y muchos piensan
que debido a que la Condesa
está demasiado vieja,
el Conde, todas las noches,
el cuarto de ambos,
con felicidad abandona y deja.
Las Brujas tienen una hipótesis
discutible y bastante certera,
gritando a los cuatro vientos
que el Conde fue víctima
de una malvada hechicera.
Pero el misterio al final se reveló;
pues un sabio Mago me dijo
que había resuelto
el complejo acertijo.
Una aburrida noche de insomnio,
bajo una apagada luna de otoño,
después de elaborar difíciles
formúlas, dibujar esferas,
piramides y rectángulos,
llegó a la mágica conclusión
de que el Conde era un pobre sonámbulo.
En mi reino vive un Conde,
que todas las noches,
abandona su castillo
y misteriosamente se esconde.
Y ninguno sabe adonde...