Hector Adolfo Campa

Crepúsculo

Preciosa la mañana que te tuve,

Cuando las palabras entre los dos

Eran nubes de oros y destellos,

Y la vida un fuerte amor soluble.

 

Candente la tarde con sus quehaceres

Y nuestros cuerpos entre mezclados.

Recuerdo cada golpe seco de los relojes,

Las manos viajeras y los besos salados.

 

Ahora te tengo en el horizonte,

De frente al sol que muere en el cielo,

Con aura de ser vacío en un pleno,

Te quedas ahí, obscura e inerte.

 

Los nombres, tuyo y mío, un versículo

De bélicas sombras como de muerte,

Suspendidas paralelas, frente a frente,

En un interminable y funesto crepúsculo.