Pour vous, ma princesse.
Son las 3 de la madrugada,
El silencio
Como el viento y el mar
Viene, se siente y se va.
En tu mirada, lánguida mujercita
Nace el mutismo cruel, celestial
El cual grita algarete ¡Murió aquella musa!
Se apaga la antorcha vital
Gimotea la culpable serpiente;
Se oculta el sonido astral
Avergonzado quizás de decir:
Dios vive, en teoría
Pues te he conocido
Oh, perpetuo hechicero del verbo.
Doscientos veintiséis pesos
Con veinte soles para los deudos
Pero no alcanza para morder
El chocolate labial de tu lejanía.
¡Ay, santa mía!
Por ti crearé, ignotas conspiraciones
Contra el padre, contra su negro hermano
Y contra la misma trinidad,
Refutaré sus divinos yugos
Haciendo extensa la gótica letanía.
Yo soy el bello y malévolo animal,
Aquel danzarín
Que en noches vagas te nombra.
Tú eres hembra, beldad,
Toda encarnación afrodisiaca,
Poesía y musa.
(Son las tres, las tres, las tres dieron)
El cuervo de tu ausencia
Grazna mi presencia,
Una a una caen las neuronas
Cual pétalos en otoño.
¡¿Quien entiende esta rima?!
Solo mi triste agonía.
Allí viene Atalanta
Retándome una carrera al cielo
Mas mi corazón se queda
En la bahía de spes
Entre la Osa y Pelión.
Así viviremos, tierna tardía
Como Helios y Selene
En la bóveda celeste.