CARTA PARA UNA AMIGA
Amiga:
Hoy quiero suplicarte que por favor vengas junto a mí, quiero que me escuches lo que deseo decirte, porque esta noche me siento muy sola, mi cuerpo tiene frío, mi alma está muy triste y yo ya hasta olvidé sonreir, las lágrimas que brotan de mis ojos no me permiten ver todas las cosas buenas que me ofrece la vida, mis dias se han oscurecido, mi cielo se ha tornado gris y las noches calladas traen hasta mis oidos los ecos del silencio que me aturden con sus laberintos, me provocan escalofríos y me llenan de miedo.
Quiero pedirte amiga, que si algún día lo encuentras dile por favor que me tuve que marchar sin poder olvidarlo, que aunque me hice un lado para que fuera feliz, siempre estuvo presente en mí, que yo lo observaba en silencio desde mi orilla y siempre seguí sus pasos, dile también que nunca lo engañé, que siempre fui fiel a sus recuerdos y que me llevo su imágen grabada en mi mente y que su nombre también me lo llevo porque no lo pude arrancar de mi corazón en donde está tatuado, y que su esencia siempre me acompañará porque la llevo impregnada en mi memoria y en todo mi ser y no la puedo desterrar, y ¿como poder hacerlo?, si en cada letra suya, en cada verso, en cada estrofa y en todos sus poemas lo siento junto a mi?.
Hazle saber también que si ahora me retiro vencida, nunca lo olvidaré, que tendré presente que cuando el apareció y se acercó a mi vida, yo aprendí a volar sin alas y a surcar el espacio inmenso con mi imaginación, que cada atardecer en mí, mi alma volaba hasta su lecho para velar sus sueños cada madrugada suya, y dile que nunca olvide que el con su presencia despertó en mi interior el deseo infinito de amar que se había dormido en mí y que me hizo renacer las ansias inmensas de sentirme querida.
Que fué por ese motivo que me fui entregando a el poquito a poco, con un amor sublime, con el cariño puro que emana del espíritu y por eso es que entre el y yo no fueron necesarias las palabras porque siempre lo adiviné con el lenguaje mudo que transmite la expresión de una mirada, y sin haberlo tenido entre mis brazos siempre percibí su presencia cuando en silencio llegaba volando hasta mi habitación y me acunaba en su pecho y me daba su calor, cuando escuchaba el suave sonido de su voz a traves de las notas de una dulce melodía que como sinfonía de ángeles susurraba en mis oidos mil te quieros y el sonido del viento los convertían en ecos.
Ahora me marcho amiga, disculpa mi insistencia pero prometo ya no molestarte más, se me ha hecho tarde ya y el peso de la noche está llegando a mi vida, hoy mi querida amiga, tengo mucho sueño y no quiero que la luz de la alborada me sorprenda aun de pie, esta noche me siento muy cansada, me meteré en mi cama para que al despuntar los primeros albores de un nuevo día, me encuentren dormida.
Winda