Cuando ya nos sintamos vencidos,
cuando ya hemos perdido el timón
o cuando un “te quiero” nos tenga rendidos,
permíteme brindarte mi amor.
Si unas lágrimas turbias echan a perder tu noche
o si una inmensa alegría reluce en tus ojos,
aunque estés sintiendo felicidad o derroches
permíteme decirte que mi amor no tiene enojos.
Permíteme estar en tus alegrías y en tus penas
quiero ser tu reflejo eternamente,
deseo que hasta en la sangre de mis venas
te diluyas de mi corazón suavemente.
Déjame contarte mis más íntimos secretos
esos sueños desesperados en donde estás sólo tú,
esos días de ilusiones, de caricias y de besos
y esas noches obscuras donde fuiste mi luz.
Permíteme decirte que te amo,
presiento que este amor es para siempre,
cuando no estás sin quererlo te extraño
y mi corazón te busca y no se detiene.
Cuando ya decidamos olvidar el pasado
o algo que perdura en nuestras mentes,
cuando nos sintamos más que enamorados,
mírame a los ojos y permíteme quererte.