En este preciso momento
es cuando mi pluma se llena de tristeza,
la tinta en su interior
escribe en forma dolorem.
Lágrimas de tinta
manchan una y otra vez el casi blanco papel,
cual suspiros míos alborotan en un vaivén.
Bien dicen que se puede gritar en papel,
llorar en tinta y recordar entre palabras.
Tan grande es la absentia
que ¡oh amor mío!
no hay vino o licor con la que no se sienta.
Me eh quedado completamente callado,
escuchando nada más una hoja de otoño
que vuela en busca de un lugar donde descansar.
Ahora, tu lugar permanece frío y mojado,
mis ojos añoran ver tus labios rojos
de los cuales me es menester callar
pues guardado en ellos quedó nuestro pecado.
¡Oh bella mía! ¡Hermosa mujer! ¡Mi gran amor!
¡Por un mal juego del destino ahora sufro!
¡Te lloro en tinta! ¡y grito mi dolor en papel!;
pero ¡te extraño en mi cuerpo!
¿Puedes escuchar mis suspiros dolorem?
Antes de voltear mi mirada por última vez
a donde tu cuerpo se sentaba,
pondré en el lugar que siempre ocupaste
algo que nunca se olvidará:
Aquí quedan los recuerdos de mi amor,
su aroma y esencia penetró en cada uno de los árboles que,
en silencio, fueron testigos de nuestro amor
y que ahora al igual que yo, sufren por su ausencia.
Ustedes palomas,
que mis lágrimas han visto caer al sentirme en ausencia
de quien fuera mi único querer,
callen al igual que los árboles
y vuelen para siempre,
así como lo hizo mi felicidad.
La hoja que volaba y que ya cayó al suelo,
me la llevaré y guardaré junto a tus fotos y ropa,
¡Oh amor mío, como me duele tu partida!
¡No puedo encontrar sin ti algún consuelo!
¿Puedes escuchar mis suspiros dolorem?
Pues ellos antes de irme
se unirán a la esencia de tu cuerpo
que guardada está en los árboles.
En gran abrazo se conjugarán mis suspiros y tu aroma,
mis recuerdos y tu ausencia... tú y yo.
P.D: Andrés y Deyanira por siempre.
© ANDRES SARELLANO MTZ