Surgiste de la nada de la forma más inesperada
y tratando de conocerte,
encontré el mismo cielo en tu mirada.
Mi mundo entero pusiste patas arriba,
mi corazón palpitaba al ritmo que marcaras;
aquel que se hallaba extraviado a la deriva.
La melodiosa armonía con la que pronunciabas mi nombre,
el atrevimiento salvaje con el que irrumpías en mis pensamientos,
te adentraste en mi alma a diferencia de cualquier otro hombre.
Cada caricia, cada beso, cada mirada que despertaba pasiones;
ahora las añoro, pero estoy feliz,
feliz de recordar aun todas aquellas emociones.