EL DESTINO SE NOS RÍE
Córdoba, diciembre de 2008
El tránsito de tus palabras
no encuentran en mí un eco.
¿Por qué callo si tus pasos un día fueron mi alba?
¿Por qué mi corazón se hace pequeño
cuando tus pulsos se agigantan?
Amparaste mi angustia tantas veces.
Fuiste el espíritu que habitó
en los surcos mi piel.
Tallaste este cielo que hoy miro
con el arrullo de dilatadas ilusiones.
Y fuiste alba, pulso , surco, cielo,
Entonces…
¿Por qué hoy te expulsa mi silencio?
¿Por qué callo?
¿Deambularán nuestras almas
mendigando resucitar un nuevo cielo?