Te miro a los ojos
y en ellos adivino
que hay un deseo en ti escondido.
Humedeces tus labios sin dejar de mirarme.
Y en mi ser un cosquilleo comienza
y se hace en un instante muy grande.
Es la pasiòn por besarte.
Por perderme en tus labios,
por disfrutarte y jamàs soltarte.
Beber de ti esa pasiòn oculta.
Temblar de placer
y disfrutar sin recato la dulce miel de tus labios.
De esos labios que me besaron.
Y que al pasar el tiempo,
aùn no he olvidado.
Tanto los disfrutè. Tanto!!
Que fueron para mì el delirio y el cielo.
La gloria y tambièn una condena.
Pasiòn prohibida.
De hace ya tantos años.
Y ahora regresas, trayendo contigo aquèl elixir.
Lo necesito, tù sabes bien.
Quiero embriagarme con ese sabor.
Abrazarme a tu pecho y devorar tu boca.
Porque como tù, jamàs nadie me ha besado.
El placer obtenido nada lo ha igualado.
Y sospecho que a ti tambièn te ha pasado.
¿Què dices, pecamos?
Tù y yo en un lugar oculto.
Avivando ese fuego, que en los dos ya existe.
Sintièndonos dueños del libido.
Jugando con èl. Intentando controlarlo.
Y de pronto, desatàndolo, sin poderlo ya contener.
Y sabiendo que es prohibido.
Oh, què maravilloso placer.