¡Oh que triste desfiladero!
Tanto poeta ensalzado, sin un verso a sus hijos
He aquí la verdad de sus inspiraciones
de sus errantes y vagabundas sombras
¡Oh tristes corazones!
Pues un niño, más un hijo
es todo un poema, motivo de la palabra y legado.
Pálidos de muerte poetas sin compasión
Pues un verso a su prole
Devengará, en razón y salario
a sus existencias.
Vanaglorias y estudios académicos
Eruditos sin corazón.
Limpiando sus externas lapidas de sus versos
antes de la muerte que yace en sus lánguidas líricas.
¡Oh poetas de a miles, sin un obsequio a sus tiernos hijos!
Yendo a un a tierra de sucumbidos
Despojos olvidados.
mientras aquí en la gran aldea
de mis poetas amados, fulgurantes en cada aporte
Les extiendo mi abrazo
palomas de paz a sus sentimientos
pues se despojaron de las indolencias
alabaron a sus hijos en poesía
compartieron a mi niño interior
con las suaves caricias, de sus bellos versos.
Darío Ernesto Muñoz Sosa