Darío Ernesto

Poetas sin dadivas

¡Oh que triste desfiladero!

Tanto poeta ensalzado, sin un verso a sus hijos

He aquí la verdad de sus inspiraciones

 de sus  errantes y vagabundas sombras

¡Oh tristes corazones!

Pues un niño, más un hijo

es todo un poema, motivo de la palabra y legado.

Pálidos de muerte poetas  sin compasión

Pues un verso a su prole

Devengará, en razón y salario

 a sus existencias.

Vanaglorias  y  estudios académicos

 Eruditos sin corazón.

Limpiando sus externas  lapidas de sus versos

antes de la muerte  que yace en sus  lánguidas líricas.

¡Oh poetas de a miles, sin un obsequio a sus tiernos hijos!

Yendo a un a tierra de sucumbidos

Despojos olvidados.

mientras aquí en la gran  aldea

de mis poetas amados, fulgurantes en cada aporte

Les extiendo mi abrazo

palomas de paz a sus sentimientos

pues se despojaron de las indolencias

alabaron a sus hijos en poesía

compartieron a mi niño interior

con las suaves caricias, de sus bellos versos.

Darío Ernesto Muñoz Sosa