Cubre mi piel como brisa anhelante
El viento de la noche a medio susurrar,
Un aliento que tibio se hace caminante
De las horas oscuras que empiezan a llegar…
Es como un latigazo de suave caricia
Que a muchos llega tal vez por compañía,
Y su tranquila mesura es la avaricia
De quien no sopla a pleno en este día…
Llevo en mi carne su susurro esta noche,
Como una impronta que me deja su sello
Marcándome la piel a su paso cansino…
Pero no emito por el ningún reproche,
Pues es un pasajero tan misterioso y bello
Que no sé a dónde va y no sé de dónde vino.
JULIO CASATI