¡Maldito sea el fuego de tus besos!
Que poquito a poco va devorándome,
Que me vuelve loca… va consumiéndome
Desde el alma y la piel hasta los huesos.
¡Maldito sea el fuego en tu mirada!
Domina mis sentidos, mi razón,
Torbellino de deseo y pasión
Que sin remedio, me tiene atrapada.
¡Maldito sea el fuego y la condena
De tener que extrañarte cada día!
Malditas también sean las cadenas
Que encadenan a ti mi corazón,
Sin importar que tu vida y la mía...
¡No vayan en la misma dirección!