Parvat

Arlequines, terrazas y café

Si pude medir mis días en tu senda

estamos hechos de colores

            parecidos.

Y fuentes de piedra húmeda en la sombra

escaleras recias, de roble añejo

y esperas en patios de azahares y enredaderas.

 

No hay caminos.

Al cabo, la vida es un sendero parco.

Sólo uno cabe;

sólo dos, si muy estrechos.

 

¿Qué nos dejó en tanta noche la medialuna quieta?

No más que tu espera, y mis canciones

y tus besos y mi muerte.

 

En qué deriva me interné,

consciente y doloroso

 

y el fondo del abismo se hizo cielo cuando caí de bruces en tu frente.