Desde que partiste
te llevaste la primavera,
las heridas ilusiones.
Desde que te alejaste
hacia aquel país que se
nunca visitaré.
Desde ese día
te busco entre las briznas
entre las gotas de la lluvia
y el aroma de los eucaliptos.
Y la gente se ríe al verme
tan desolado y gris
ya no desempolvo el sombrero
ni recuerdo el olor a pino
de los senderos de hojas
por los que me conducías
de la mano y del corazón.
Y me busco y no me hallo
creo , en las noches, mirarte
sin que tu amor me alcance
inexorablemente ajeno
para el resto de mis días.
Y te recreo y vuelves
el sol me trae tu tibieza
la mañana vislumbra tu aliento.
Pero en tardes como esta
te siento distante y etérea
cierro los ojos para ver si
beso el crepúsculo de tus cejas.
De todas maneras no quiero
que me alejen de esta casa
estaré ausente cuando
nazcan las cigarras.
Ni tú estarás, ni tu alma
solo yo, mis rodillas,
y estas cuatro paredes blancas.