Donaciano Bueno

Mal de amor

¡Qué malo que eres Ramón!
-la Juana me dijo a mí-
desde el día en que te ví
no duermo hasta la mañana
pues mi mente es tan malsana
que bloquea mi razón,
dame alguna explicación
que me sirva de sedante,
saque este cuerpo adelante
y cure la excitación.

 

Juana, ¿tu mal se asemeja
a una cierta desazón
que sale del corazón
y que pensar no te deja?
A esa dolencia tan vieja
le llaman el mal de amor
que se ensaña en una flor
y aunque lo quieras no ceja.

 

Verás...es como una abeja
que produce un picazón
en tu bendito rincón
e introduce en la calleja
remolona, tan pendeja,
de ese molusco bribón,
bibalbo y tan sabrosón
de nombre común almeja.

 

Para este mal, ¡ay mi Juana!
solo hay una solución:
que un bichito juguetón
se introduzca sin desgana
saltando como una rana
y pegando un empujón
dé un golpe y sin remisión
cure la dolencia insana

 

¿Y dónde encuentro ese bicho?
¡Ay, Juana, qué cosa has dicho!
No me tientes, por favor
¿No presientes el temblor
que hay en mi cuerpo, pelona?
Pues que eres una glotona
y yo tan debil, ¡pardiez!
sacia conmigo tu sed
y hasta el hambre, niña mona.