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Debes aprender, mi fértil muchacho
Que una dama hermosa que llegue a tu hado
Te dará alegrías y sápidos ratos
Pero no te fíes, pues no dura tanto
Debes aprender, mi imberbe discípulo
Que cuando la fémina te prodigue besos
Has de disfrutarlos cuan una ambrosía
Pero esas delicias son una quimera
Debes aprender, bisoño mancebo
Del dulce placer de piel de mujer
Que ellas te deparan hasta cuando quieran
Y que cuando quieran dejarán de ofrecer
Debes aprender, incipiente macho
Que en una mujer pueden conjugarse
Amor y dolor para un solo ser
Y que sin razones nos dejan el pecho
Herido de muerte sólo con querer.
Aprende de ellas a amarlas y ya
No esperes amor, pues ellas conjugan
En una caricia la miel y el puñal
Y un día sin razón, aman y se van.