Ahí estaba la rata agitando sus brazos mientras su cola como nudo suicida bordeaba su cuello, corría desesperada por la asquerosa bañera que de a poco se llenaba con un líquido cristalino que caía de su boca, al tocar sus pies se tornaba viscoso y negro como el petróleo.
Que rasgos más humanos tiene la rata, eso pensé mientras se consumía mi lucidez