Con tu sapiencia magistral calmaste
Mis locos extravíos
Y en mi alma atormentada penetraste
Para insuflarme bríos.
Ahora que mis males has sanado,
Mujer de sutil alma,
Siento mi corazón avejentado
Latir con joven calma.
Y vuelo y vuelo cual la mariposa
En un lírico viaje
Para hurtarle la alhaja más preciosa
Al brillante paisaje
Y ofrendártela, amor, en gratitud
Por la calma que diste
A mi desvencijada vejentud
Cuando tan sabia fuiste.