Desde el lavadero de Pinos del Valle
Y tras un buen trago de agua fresca,
Me empino por carril serpenteante,
Con mil curvas de buena traza.
En la primera me sorprende la gayumba,
En la siguiente comienza la pinada
Y hasta que llego arriba
Me hacen más grato el camino
El cantueso y el tomillo,
Y también me acompañan
El rabo de gato y la mejorana.
En medio de este jardín de aromas,
Dos mulas se deslizan por la loma…
Arrastrando leños,
Jadeantes…sudorosas,
Guiadas con esfuerzo por sus dueños.
Sopla fuerte viento de levante
Pero que bello pinta el Valle
Y que planta tiene en lo más alto
La Ermita del Cristo del Zapato.
Emerge, tras la última curva del camino,
Erguida sobre la blanca roca;
En su interior recogida y coquetona
Y por fuera brillante y luminosa.
Y cuando por fin reposo y cojo aire
Contemplo absorto Pinos del Valle
Más abajo el embalse de Béznar
Y enfrente …el Caballo con su silueta eterna.
Lanjarón 7 de Junio de 2014