Sólo en el planeta estoy, todo está roto,
los jirones he dejado en la pelea,
solo existe comunión con quien me lea,
lo que queda es un jamelgo de aquel potro.
La vida ha quebrado sin piedad mi orgullo,
transformándome en un buen samaritano,
que el maldito tiempo convirtió en anciano
jamás ya de mis labios se oirá un murmullo.
Mi alma posa en el altar, nada desea,
vaga en tinieblas y el tiempo le escasea
exigua de pensar y mirar profundo,
Ahora, chapoteando en la marea
de dudas lleno por que crea o no crea,
la estancia un sueño es y yo soy Segismundo.