Ahogados en el mar de las fatigas
Hermosa mía
no nos cerremos a lo inevitable.
En nuestros ojos se adivina
las ansias que de mi tienes, las ganas yo de ti.
Escrito está
somos el uno para el otro,
de la realidad no podemos ya huir
gocémosla y nada más.
Nuestras bocas ardores una de la otra tienen.
Así como las flores necesitan del agua,
así nuestras bocas de los besos precisan.
Aunque sin labios nos quedemos
no los cicateemos.
Tu impetuosa entrega
hace hervir la sangre en las venas
fundiendo nevadas pasadas.
Desatemos esa tempestad
glotona.
Saturémonos de ella.
bambam