Hoy es hoy, con el peso del tiempo ido.
Pero el ayer vuelve trotando en su caballo sombrìo,
para recoger los pètalos de tus dìas consumidos.
Con las alas de los sentimientos que no se han ido,
los nervios tirantes, las làgrimas y los gemidos
esperan con miedo, ver partir otra vez la caravana...
Llorè sin tregua, gritè con desvarìo;
pude ver tu rostro que se esfumaba,
otra vez el ayer se consumaba...
A ti, madre, que tanto me amabas,
te vi partir, serena como en un sueño,
y todo el dolor me venciò con inefable empeño.
Ahora tu imagen se aproxima,
como blonda mariposa silenciosa,
en el silencio abierto de una rosa,
porque ayer, hoy, mañana
recuerdo tu amor, que en mi corazòn reposa.