Cada día, que termina
en las redes de la noche,
más precisamente
a medianoche
cuando el reloj
anuncia las doce;
en el instante, que las agujas
de la máquina de medición
se juntan
como una sola espada,
irónicamente
me induce a recordar
que uso hice de la jornada
que con sus horas, se fue...
Pero, implacable
como un incorruptible juez,
el aparato del tiempo
me indica con su \"tic tac\"
los momentos venideros
y que no hay vuelta atrás...
Adolfo César (NAZARENO)