Como flor sedienta en verano
dulcemente te reclamo
el rocío de tus besos.
Perfúmame mis pétalos,
con el verde de tus bosques,
embriágame con tus auroras
descálzame de mis tristezas
abrígame con tu sombra
caliéntame en tu regazo
ilumíname con tu luna.
No me reclames ya nada,
pues todo te pertenece,
mi corazón y mi alma,
donde todo reverdece,
al calor de tu mirada
y mi ser rejuvenece...
En el bosque de mi vida
te daré sombra y abrigo;
la aurora será testigo
con su aroma sin medida,
dándonos la bienvenida
a nuevos días de ensueño,
donde seremos los dueños
de este amor que nos fustiga