¡Nadie lo podrá evitar, la derrota se avecina!
Sobre la yerba cansina, la maldición va a empezar,
los corsarios en la mar blanden con saña tal zaina
sus sables que han de afilar. Y hasta llueve en la colina
y esas lágrimas divinas sangre lloran de pesar.
¿Por qué olvidados ya están aquellos tercios de Flandes?
dios, que genios nos diste y otros que fulgor darán
¿no ves que estos caerán? ¡no te humilles, no te ablandes!
¡por los que murieron ya, por los que fueron tan grandes,
lanzo un SOS de aquí a los andes, que vuelva el Gran Capitán!
No permitas, por favor, que en la América querida,
donde millones de vidas te ofrendamos a ti, dios,
¡campeones!, deban volver al inicio de partida
o allí dejarse perder en tumba tan desabrida
¡veta que en tal situación la selección diga adiós!