El alivio de terminar una tarea pendiente,
la belleza de la luna solitaria,
el ruido alterado por un auto furtivo
en una calle desierta,
y los fantasmas de mis manos
creados con recuerdos,
cuando pude acariciar,
la piel de seda de una mujer.
No describen ni por asomo
lo que siento esta noche.