Un rayo de sol que penetra entre la cortina de madera que cubre la ventana toca mis ojos y despierta mis ganas de salir a jugar después de una larga noche de sueños de niño , blancos e inocentes.
Me levanto rápido y ansioso , camino buscando tus huellas , juego a encontrar tu rostro entre los duraznos , apuesto a ganarte una carrera entre el pasto , quiero competir con tu presencia , columpiarme en tus largos brazos, sentir tus manos en mis mejillas , una caricia en mi pelo , un abrazo interminable que recupere todo el tiempo en que no has estado conmigo.
Camino hacia una entrada , me siento sobre una gran piedra , inquietos mis dedos recorren los barrotes amogados de una interminable puerta café desgastada por los años que pone fronteras a mi mirada ansiosa de encontrarte. Estoy así por mucho , me entretengo con el cordel de la campanilla de aviso.
Una silueta se acerca a lo lejos , me ilusiona tu llegada , me encaramo mas alto poniendo mi cara entre los fierros , pero el lento caminar de esa figura dilucida tu ausencia abofeteando mis ganas .
Sigo allí por horas abrumándome con las ganas de verte , de correr hacia ti , abrazarte y gritar mientras me levantas y ríes , me cuentas historias me haces sentir único , me arropas con amor , tus palabras son como un cuento infinito en el que me sumerjo sin temor.
Pasa y pasa el tiempo y como cada día no llegas , no te encuentro , ya no estas aquí para abrazarme , no te siento en mis momentos , no acaricias mi pelo , no escucho tu voz enseñándome un mundo increíble que hemos dejado a medio construir.
Como cada día me vuelvo a dormir esperanzado en que mañana si te veré , no me importa el tiempo , no me importa la tristeza , cada día te esperare sentado en esa puerta hasta que regreses y me digas ; hola hijo , vamos a jugar .