Aquella tarde, multiplicadora de tardes
en la que después de mirarnos medio segundo,
una eternidad,
nos besamos;
iniciamos
el camino, juntos, del porvenir
Nadie lo supo en aquel momento,
ni nosotros;
nadie sospechaba entonces que tú y yo...
que tú y yo seríamos tú y yo, siempre
Que ya no se iba a entender tu nombre sin el mio
que la alfombra nos llevaría en su vuelo misterioso
a este mágico día, principio de los días,
las horas,
los minutos,
cada segundo, de un hogar
en el que no faltarás,
en el que el adiós es un hasta ahora
un te quiero, el saludo cada mañana
un suspiro, el lenguaje más íntimo encontrado
una sorpresa, el hecho de despertar a tu lado
confianza, dejar que me lleves con los ojos cerrados
lo posible, ofrecerte las estrellas con la mano
¿lo imposible? a tu vera, alcanzarlo, no es quimera
¿Que sabe el cielo de aquella tarde,
testigo de nuestro beso?
¿Quién guarda ese medio segundo?
¿Quién, aquella eternidad?
¿Como esconder aquel secreto?
Lo digo sin sigilo ni reserva,
que lo sepan los cuatro vientos,
que se publique en los mentideros,
que hasta la luna lleguen los cohetes,
que todo el mundo se entere
¡¡¡Cásate conmigo, vida mía!!!
Que un beso fue principio
y principio será ahora
este beso que refrenda nuestra vida.