Me da miedo esta calle sucia y abandonada,
tómame de la mano y cojamos otro camino.
Las luces del semáforo parpadean pérfidamente
irradiando un recelo que se refleja en mis pupilas.
Hay momentos en los que me extraño a mí mismo
tal cual como tú lo haces a diario…
este presente solo causa dolor en ti,
pero nuestro futuro está a la vuelta de la esquina.
Así que no escuches mis gritos de orgullo…
escucha mi corazón que es donde habitas tú.
No escuches mis gritos envueltos en ira…
porque la ira no se compara con el amor que siento por ti.
Por el momento no nos alejemos,
porque solo nos haremos más daño.
Tomémonos de la mano y busquemos un nuevo camino…
en el que los únicos gritos, sean gritos de amor.