Al sabroso, regordete cochinillo,
con su hocico y con su rabo y tan sumiso,
a tan gustoso, a ese plato, a ese guiso
en mis versos he propuesto sacar brillo.
A ese autista tan simpático e inocente,
patizambo, culocaido y bonachón,
-diz marrano, guarro, cocho y tan gruñón-
con su pinta de gordo, feo e indecente.
Hoy le voy a suplicar a San Antón
nunca permita que se haga rectilíneo,
que en sus curvas es donde hallo yo el aliño
que transforma en un magnífico lechón.
Mas no creas que guisarlo es tan sencillo
si deseas que te salga bien sabroso,
a tu lengua le parezca muy gustoso
si se trata de aplicar bien tu colmillo.
Finalmente le agradezco al dios bendito,
que aunque es notorio resulta maloliente
¡qué rico está tostadito y en caliente!
¡de pensarlo sólo me abre el apetito!.
Tu eres galán de los versos que recito,
los torreznos, tocinillos y el tostón
un capricho de los dioses, el jamón
o con limón si lo hacemos cuchifrito.