El corazón entrego
en tus manos sin dudarlo un segundo,
sï el amor es ciego,
y en locura fecundo
cuidemos de vivir siempre en su mundo.
Un mundo diferente,
sin tiempo que la prisa nos provoque,
sin nadie que lamente,
sin nada que derroque
su gobierno, y nada que su ley troque.
Seamos capitanes,
valientes, decididos, luchadores,
seamos los guardianes,
del jardín y sus flores,
y de este sentimiento defensores,
Icemos su bandera,
cantemos juntos a una sola voz,
el himno sin fronteras,
el canto de los dos,
porque hay victoria eterna en nuestro Dios.
Has avivado en mi
este cariño que arde en mi pecho,
y renuncié por ti,
a tener mi derecho.
Con verte feliz me siento satisfecho.
Has que valga la pena,
que quede en cada paso huella imborrable,
y yo con mi alma llena
de este cariño entrañable
haré nuestra historia inolvidable..