Señor, te doy gracias por mi padre,
por sus manos duras
su voz aguda,
y su cariño sin duda.
Hago una petición de rodillas al señor,
y frente a ti padre mío,
te pido perdón por no ser,
quien tu soñabas que fuera.
Pero aún así he aprendido a amarte,
y cuando me alejé de ti
conflictos tuve con el alcohol,
pero contigo es con quien deseaba pelear.
Sólo que el señor en medio de su noble amor
siempre paz ponía en mi corazón,
y de mis entrañas los sentimientos
me hacían soñar con mi dulce papá.
La vida me dió otra oportunidad,
y antes que se pierda el sol en mis ojos
te amaré cada día más,
para retomar ese ayer que se alejó.