La espuma cubría a la arenosa boca que se abría,
La mojaba, la embriagaba y luego se alejaba,
Dejándole salada su piel en aquel día…
Una piel como playa y un día que no acaba,
La caricia del mar, estridente y sensual,
Cobijaba onduladas pasiones ocultadas,
Y así aunque a esa boca besaba sin igual,
Las arenas se abrían después desesperadas…
Como un rugido sordo se escuchaba en la tarde,
El sol limpiaba nubes cayendo cual telón
Que por su mismo fuego en la distancia arde,
Y fue ese poniente un rojo corazón
Latiendo hasta esa playa, trayendo su temblor
En un mar que en su orilla…moría por amor.
Julio casati