El señor Rufino
me dijo mamá,
es campesino
de trato ejemplar;
él vende pepinos
y vende cominos
allá en la ciudad.
Luego ¿qué raro verdad?
se volvió charcutero fino:
vende salchichas alemanas
chicharrones y tocinos
y ya hasta tienen fama
sus chuletas de cochino.
A veces los fines de semana
sale en su mula haragana
a vender garrafas de vino.
¡Ay Rufino, Ay Rufino!
ya tú no eres el mismo,
ya no vendes condimentos
te olvidaste del comino
ni vendes los frutos frescos
de tu campo tan genuino
es por eso que yo digo
¡Ay Rufino tú que has hecho
de tu porte campesino!
no queremos tus chuletas
ni queremos tus tocinos
queremos tus condimentos
y queremos tus pepinos.
Autor: Alejandro J. Díaz Valero
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Bajo el Número 0614-1214
Maracaibo, Venezuela