Priscila vivía en las montañas. Era una niña alegre y muy divertida. En las tardes jugabas con sus amigas a la ronda y cantaba hermosas retahílas:
Si tú toses
o estornudas
no te asustes
a la una,
ni a las dos
ni a las tres
porque nadie
nunca ve
cuando tose
o estornuda
al Hada
de las montañas
salir desnuda
salir desnuda.
Priscila repetía una y mil veces su canción retahilada de manera automática, hasta que un día se le ocurrió preguntar a sus amigas:
Luisa ¿porqué el hada de la montaña nunca está desnuda?
No sé, es difícil la pregunta
Carlota, ¿Acaso tú lo sabrás?
No Priscila, no sé porqué será
Y tú ¿Mariana, sabes porqué?
No amiga, tampoco lo sé
Y así todas las niñas siguieron jugando y cantando su retahíla sin saber porqué el hada de la montaña nunca estaba desnuda.
Al terminar de jugar, Priscila se fue a su casa con la duda en su mente, así que al llegar a su casa, le hizo la pregunta a su mamá:
Mamá ¿porqué el hada de la montaña nunca está desnuda?
El hada de la montaña, hija, respondió su mamá, es un Hada que ese había perdido; eso lo contaba a mi bisabuela su bisabuela.
O sea que es una historia muy antigua
¡Correcto hija!
¡Cuéntame mamá, cuéntame más, quiero saber!
Dicen que esa Hada se perdió entre las montañas y que por eso decidió quedarse allí para siempre, y con el paso del tiempo usó las montañas como faldas estampadas para vestirse y salir a jugar con el viento, las nubes, las mariposas, las flores, y con sus otros amigos.
¿Por eso es que dicen que el hada de las montañas nunca está desnuda?
¡Correcto hija, correcto! porque siempre andan ataviadas con sus hermosas faldas.
Gracias mamá por esta historia tan bonita que me acabas de contar, dijo la pequeña Priscila, mientras se alejaba al patio cantando alegremente:
Si tú toses
o estornudas
no te asustes
a la una,
ni a las dos
ni a las tres
porque nadie
nunca ve
cuando tose
o estornuda
al Hada
de las montañas
salir desnuda
salir desnuda.
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Autor: Alejandro J. Díaz Valero
Derechos Reservados
Maracaibo, Venezuela