¿ADÓNDE VAMOS?
Tú bien sabes de la emoción que sentí al saber de ti,
cuando tu madre la noticia compartía,
que en su vientre, un bello ser empezaba a vivir
y ella, mi amiga, muy feliz me lo decía.
Juntas, poco a poco, te vimos crecer,
en cada cita médica mucho reíamos;
todos tus primeros abrigos supimos escoger
y los sueños de tu futuro también compartíamos.
…Muy jóvenes éramos, cuando ella dio a luz una mañana,
con tu llegada a nuestras vidas, Dios nos bendijo.
Sabes bien que para tu madre he sido una hermana
y que ella me permitió verte crecer como a un hijo.
Porque tú que llegaste a nuestras vidas favorablemente
y así, día a día disfrutábamos de tus progresos…
Viví con ella todas tus aventuras felizmente,
mientras ella y yo, te colmábamos de besos.
Hoy, a tan sólo un par de décadas que han transcurrido,
en inquebrantable se ha convertido una amistad
y en un joven muy apuesto te has convertido
como también, contigo ha crecido una verdad.
Nada sencillo es entender un sentimiento,
no sé por qué, éste se nos ha transformado.
Ayer, creía saber lo que por ti siento
y hoy, me encuentro a un hombre de mí enamorado.
Cierto que eres muy joven, atractivo y varonil,
que tienes toda una vida por delante,
que no debiste fijarte nunca en mí
y yo, jamás permitirte que fueses mi amante.
Me dices que tienes la fuerza del amor
para afrontar nuestra verdad al mundo entero,
pero no te das cuenta del inmenso dolor,
que a tu madre causarás por ser tan sincero.
Hoy, me encuentro entre la espada y la pared,
no quiero faltar a la amistad de mi amiga
por amar a su hijo y por ser desde ya su mujer
pero, ¿es que no faltando a ella, a mí sentir soy fiel?
Señor mío, tú que estás en todos los cielos,
que siempre me has dicho que el Amor es tu verdad,
te ruego… ¡bríndame tu sabia luz en mis desvelos!
Quiero amar y ser leal, al amor y a la amistad.
Hija del Sol
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