¿Dónde estará aquella?
la que me daba vida,
la que me daba perlas,
la que me daba amores,
y me arrancaba penas.
Tengo un puñal en el alma,
que me desangra las venas,
profunda herida de lanza
que atravesó mis arterias.
Se agitan las tempestades,
y se desenlazan cadenas,
cómo se alejan las luces,
cómo las noches se acercan.
Ya viene el comendador,
a traerme la encomienda,
a decirme que se ha ido
mi bellísima doncella.
Se han ido mis esperanzas
de la noche clara y bella.
¿Con quién se ha ido ella?
la que era mi doncella.
La que me daba vida,
la que me daba perlas,
la que en mis labios ponía,
sus tiernos dedos de seda.
La que me daba consejos
lo mismo que dan las viejas
y los mismos maestrillos
que tú tienes a tu vera.
No te escondas de las lluvias
ni te alegren las tormentas
ni quieras ver cielos negros
ni tus fragatas sin velas.
Entra en el puerto firme y real
que el viento arrancará tu cubierta
y no podrás salir al mar
te quedarás en tierra
y vendrás por la orilla blanca
y te irás por la orilla negra