Fue un encuentro casual en la plaza ese domingo,
yo brindaba con café por tu recuerdo,
escribía palabras al viento, intentando una poesía.
Me obligo a levantar la mirada una sensación extraña
¿Cuántas lunas esperé por este encuentro?
¿Cuántos despertares sin mañana?
Un “hola” basto para sacudir mi alma,
mis ojos recorrieron el universo de tu mirada,
nadie más había en la plaza.
Me comentaste de tu vida,
mientras pedías un café, sin azúcar,
que así te gusta... bien me acuerdo.
¿Cuántas tazas platicamos? No lo sé,
conversando de la mía la noche despertó
y el frio poco importó.
La luna sorprendió el idilio,
Feliz del tan anhelado encuentro,
nos acompaño cerquita, iluminando el sendero.
Te dije hasta mañana con un beso suave…
el primero después de tanto tiempo,
fue entonces cuando mis labios al fin te reconocieron.