Al amanecer armonioso,
con canto celeste claro,
despierta Dios dadivoso,
al hombre bajo su amparo.
Oh! Soberbio homenaje,
la límpida luz nacida,
nos nutre en nuestro viaje,
por la peregrina vida.
Se sale sonriente el sol,
y yace en la hierba su brío,
se florece el girasol,
envuelve el viento los sembríos.
Si susurro silencioso,
al albor ha adornado,
imprevisto e impetuoso,
también nos ha llegado.
Llega a los llanos la lluvia,
al hombre y los bosques baña
día y noche diluvia
las majestuosas montañas.
No hay nada que no asombre,
todo tiene tanto encanto,
que hace desbordar al hombre,
en alabanza al Dios Santo.
Glorias grita en gratitud,
canta el cántico jocundo
al señor que en plenitud,
hoy sustenta nuestro mundo.