Hoy paseando por el Parque Fluvial
me detuve a pensar en el pasado,
contemplando ese tramo de nuestro río
de la contaminación recuperado.
Por el serpenteado lugar
sigue el agua su camino
y cuando llega a Galán
se precipita hasta llegar al río.
Baja limpia, sin colores llamativos
no como en otros tiempos
que por no gastar unos duros
algunos se llenaron los bolsillos.
Hoy, en la cuenca del río Buñol
sus aguas bajan libres, con brío,
ya no mueve ruedas de molino
ni los azudes modifican su destino.
Hace siglos este pequeño cauce
junto con su afluente el río Chico,
dio de comer a muchas gentes,
¡la riqueza hidráulica se impuso!
y el progreso lo pagamos con creces.
Ahora te contemplo emocionada,
¡nunca es tarde si la dicha es buena!,
pero todavía por ti siento pena
porque la agresión sufrida
te habrá dejado secuelas.
Y aunque haya pasado el tiempo
de mi mente no he podido olvidar
la imagen nefasta del río de mi pueblo
que de su historia quisiera borrar.
Yo quisiera hoy con mis versos
devolverte la belleza y salud perdidas
y que en la transparencia de tus aguas
se reflejara mi silueta de por vida.
Fina