Alguna vez…
de mis ojos lágrimas brotaron;
deje que recorrieran mis mejillas
para probar de su sabor amargo.
Otras lágrimas comienzan a brotar
cuando tu imagen en mi mente
comienzo a recordar;
tu tierna sonrisa, tu dulce mirar.
¡Pobre corazón!
que del dolor no eres ajeno,
pues tan solo al recordar
¡mírate, ya estas sufriendo!
Alguna vez…
con lágrimas al corazón le suplique
te pido por favor no te enamores;
mañana, no quiero que llores.
Esta vez…
de mis ojos lágrimas están brotando
y dejo que recorran mis mejillas;
no puedo ni las quiero ocultar
los hombres también lloramos
porque también sabemos amar.
Y es que el amor no es algo exclusivo
del envolvente género femenino;
para amar, uno se entrega al otro;
y el otro se deja amar;
porque el amor no es un delito
mucho menos un pecado,
por eso es que estoy llorando.
Siguen y siguen brotando
no las puedo contener,
tu recuerdo es un instante
que hace estragos en mí ser.
Silenciosas son testigas
mis lágrimas que van cayendo
del dolor por su recuerdo
llevan parte de mi alma
y de mi corazón fragmentos.
Alguna vez…
mis lágrimas fueron palabras
lamentos, suplicas o ruegos;
te pedían que no te fueras
porque afuera esta lloviendo.
Alguna vez…
busque de manera afanosa
que retrasaras tu partida,
¡no te vayas vida mía!
que no ves que esta lloviendo.
Alguna vez….te implore
de rodillas a tus pies,
¡No te vayas, te lo ruego!
es quizás la culpa mía
o los dos hemos fallado.
Alguna vez…mis lagrimas
no obtuvieron respuesta,
se mezclaron con la lluvia,
un simple beso, fue tu adiós;
tu despedida.
No corazón… no te mueras
olvídate de todo aquello,
que sin llanto te ha dejado;
mejor vamos a afuera,
que no ves que afuera…
afuera esta lloviendo.
Autor: Mario Alberto Portillo López.
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Seudonimos: Mayin o Kalipso.