Mi próxima boda será a la orilla de la playa
sin juez, santos o crucificados
sin mandamientos ni temores de por medio.
Ese día no vestiré de blanco,
ni me voy a hincar
mucho menos haré promesas.
Ese día, y a partir de ahí
mi comprmiso será
todos los días con él y conmigo misma
sin ningún Dios.
No habrá banquete ni invitados,
los testigos serán: cielo, arena,
mar, luna, noche.
Y ahí...esperaremos la bendición del amenecer.
No se escuchará el vals de \"Alejandra\"
pero si danzarán nuestros pies bajo el agua salada.
Hostia
tu cuerpo y el mío
licor
besando tu boca.