¿Qué sería de las rosas si no tuvieran espinas y si no tuviera aquel efluvio tan embriagador? yo no sé, imagino que amanecerían regadas por las calles parisienses, uno y otro las cogerían, fornicarían con sus pétalos tiñéndolos de negro pero en tanta negreada se encontrará también la belleza, esa beldad digna de diosas, ninfas y sirenas .
¿Qué sería de ellas sin tantos detalles, sin colorines mariposas revoloteando sus campos? Desgraciaría a Jehová por tanta teoría y poca práctica, los salmos fueran de satanás y cupido dejaría de ser tan ciego y tan idiota sin embargo fue el antojo divino o quizá la gracia celeste que usara bastón y que padeciera de idiocia pero les soy sincero no refuto tanta ingenuidad.
¿Qué sería de las noches si no tuvieran estrellas? ¡Oh…, qué triste! los enamorados no viesen con ternura la luna, el lobo solitario no aullaría su marcha triunfal, nuestro amor, preciosa mía, seria todo horror.
La vida, señores, la vida sin muerte no tendría sentido como la poesía sin la belleza, no valdría nada.
He llegado hasta aquí sin ser yo quien escribe, he llegado hasta aquí sin saber de dónde vine o por donde saldré, me miro al espejo y digo: Para cada loco habrá una loca, y yo que fui poeta hasta dejar de serlo, te digo princesa, como las rosas y la luna yo sin ti, fuera tan solo, un poeta de cuidad, sin musa, sin religión y sin razón, porque tú eres poesía, Musa, religión y mi más grande anhelo.